El patrimonio literario y cultural de Ecuador cuenta hoy con su propio espacio de preservación, la Biblioteca Nacional Eugenio Espejo, reabierta para el beneficio de la ciudadanía.
Instalada en el Centro de Convenciones Eugenio Espejo, en esta capital, la institución custodia un importante patrimonio bibliográfico, hemerográfico y documental del país.
Entre los 1,4 millones de ejemplares que guarda el ente destacan el fondo jesuita, una colección de libros publicados entre los siglos XV y XVIII y algunos incunables (impresos antes del año 1500, únicos y con un elevado valor).
Asimismo, el inventario incluye un manuscrito que data de 1666 y está hecho completamente a mano, dos libros de teología de Ignacio de Loyola y el más antiguo de Ecuador, correspondiente a 1756, cuando la imprenta llegó a Quito, aunque está manuscrita, así como obras del obispo y escritor Gaspar de Villarroel y del padre Juan de Velasco.
Según destacó en la ceremonia de inauguración el presidente de la república, Lenín Moreno, la reapertura de la Biblioteca es un gran paso para fomentar la lectura en niños, jóvenes y adultos.
Por su parte, el ministro de Cultura y Patrimonio, Juan Fernando Velasco, señaló que las colecciones allí atesoradas permiten construir la memoria social y el pensamiento crítico de quienes visiten el lugar.
Las autoridades comentaron que en el complejo se activarán espacios de creación cultural para la población.
De acuerdo con datos históricos, en 1791 el médico y político Eugenio Espejo (prócer de la independencia de Ecuador) creó la biblioteca pública, que pasó a ser custodiada por padres jesuitas desde 1862, y quedó adscrita a la Casa de la Cultura Ecuatoriana Benjamín Carrión (CCE) en 1944.
La instalación cerró al público en 2016, cuando la CCE fue sede del evento mundial Hábitat III y en septiembre de 2018 pasó a ser Entidad Operativa Desconcentrada del Ministerio de Cultura y Patrimonio.