Mafalda, esa niña mimada nacida del ingenio del gran dibujante Joaquín Lavado (Quino), está hoy de cumpleaños y los argentinos la veneran de múltiples maneras.
Personaje identitario de esta nación austral y de Hispanoamérica, hace 56 años la simpática niña de pelo negro con su infaltable lazo en la cabeza, comprometida ante el mundo y que odia la sopa, nacía en las páginas de la revista Primera Plana sin saber que se convertiría en una de las historietas más amadas en el mundo.
Fue un día como hoy pero de 1964 que su padre presentara la primera tira de una Mafalda que no envejece y cada día está más vigente con su manera filosófica de ver la vida y su ingeniosa crítica social que parecieran haberse escrito en estos tiempos.
La niña de Quino y de los argentinos se robó el corazón de muchos y ha sido editada en múltiples idiomas, incluso hasta en lengua originaria mapuche y en braille.
Sin perder su vigencia, hoy Mafalda está por doquier en esta tierra austral y allá donde reposa su figura, junto a sus infaltables amigos, en el corazón del barrio porteño de San Telmo, su estatua está en alerta, como llamado de atención desde marzo, cubierta con un tapabocas en estos tiempos de pandemia.
En twitter sus admiradores recuerdan su onomástico con frases que dejó para la posteridad en las que sobre todo invita a pensar y reflexionar en muchos problemas mundiales, los mismos que siguen vigentes después de casi seis décadas.
De los múltiples personajes en los que Quino se inspiró para esta historieta vale destacar al periodista argentino Jorge Timossi, fundador de la Agencia Latinoamericana de Noticias Prensa Latina, encarnado en Felipe, quien ve la vida de manera más sencilla que Mafalda, le gusta leer historietas de El Llanero Solitario, escuchar a Los Beatles, y jugar al ajedrez.
Junto a Manolito, Susanita, Miguelito, Guille y Libertad, Mafalda sigue imperecedera en Argentina y en los latinoamericanos, regalando cada día sus enseñanzas, recorriendo el mundo con sus increíbles frases y ocurrencias.
«Ya que amarnos los unos a los otros no resulta, ¿Por qué no probamos amarnos los otros a los unos?», diría en uno de sus tantos pensamientos inmortalizados en viñetas.