Poco a poco, los robots comienzan a hacerse un sitio en las profesiones más insospechadas. Por ejemplo, en la peluquería. Cortar el pelo exige técnica y precisión, pero también improvisación y arte. No parece una tarea adecuada para un robot, pero aquí tenemos a Sawyer, el primer robot peluquero capaz de cortar el pelo a una persona.
Que no cunda el pánico, profesionales del cabello: por el momento, vuestro trabajo no está en peligro. Sawyer es capaz de cortar el pelo con una maquinilla, sí, pero básicamente es como darle unas tijeras a un mono. Estira el brazo y corta lo que pilla, así que hay que ser bastante valiente para dejarse rapar al cero por este metálico estilista…
Como podemos ver en el vídeo, la técnica de Sawyer no está muy depurada, aunque tiene mérito su capacidad para identificar el pelo y la cabeza, y no llevarse una oreja por el camino…
En realidad, Sawyer no es un robot peluquero diseñado para este uso. El vídeo es solo un divertido experimento de Rethink Robotics para demostrar la versatilidad de sus robots.
Rethink Robotics es una compañía afincada en Boston que se dedica a fabricar robots colaborativos. Se llaman así a los robots diseñados para colaborar con los humanos, no para quitarles su puesto de trabajo.
Gracias a sus dos cámaras y a su brazo robótico con 7 grados de libertad y un alcance de 1.260 mm, Sawyer está preparado para realizar las tareas monótonas o peligrosas en los puestos de trabajo. Y gracias a su pantalla con ojos, resulta adorable para sus compañeros humanos de trabajo.
Sawyer puede realizar tareas como mover objetos de peso de un lugar a otro, ensamblar maquinaria, ensamblar circuitos, procesar metal, envolver paquetes, soldar, y otras tareas que conllevan un peligro, o a un humano no le gusta hacer.
Lo más interesante es que Sawyer es capaz de aprender tareas nuevas para las que no está programado, simplemente moviendo manualmente su brazo robótico para que las aprenda. Como por ejemplo, cortar el pelo, tal como vemos en el vídeo. Es solo un ejemplo curioso, porque no lo hace bien y al final del vídeo hay un sospechoso corte, tras el cual el cliente aparece con el pelo corto y arreglado. Pero es esta capacidad de aprender lo que define a los robots del siglo XXI.