El día en el que seamos capaces de llevar en el bolsillo pequeños cerebros artificiales impulsados por Inteligencia Artificial y que puedan funcionar sin estar conectados a un superordenador, a Internet o a la nube está cada vez más cerca. Una prueba de ello es el nuevo diseño del MIT de lo que se denomina un «cerebro en un chip», en el que un equipo de ingenieros del centro han logrado integrar decenas de miles de sinapsis artificiales, también conocidos como memristores, en un chip de muy pequeño tamaño.
Los investigadores han detallado su descubrimiento en un artículo publicado en la revista Nature Nanotechnology, en el que explican cómo han logrado que su pequeño cerebro artificial en un chip es capaz de recordar y recrear una imagen en escala de grises del escudo del Capitán América. También de alterar de forma fiable una foto de la explanada Killian Court, situada delante del edificio principal del MIT, difuminándola y aclarándola.
El equipo que ha desarrollado el chip quiere seguir trabajando en su evolución, con la finalidad de avanzar hacia el desarrollo de dispositivos portables de pequeño tamaño dotados de Inteligencia Artificial que sean capaces de llevar a cabo operaciones y tareas de computación que en la actualidad solo pueden llevar a cabo los superordenadores.
Según Jeehwan Kim, Profesor asociado de ingeniería mecánica del MIT, «hasta ahora, las redes de sinapsis artificiales existen como software. Estamos intentando desarrollar un hardware de redes neuronales para sistemas de Inteligencia Artificial portables. Imagina cómo sería conectar un dispositivo neuromórfico a una cámara en tu coche, y hacer que reconozca luces y objetos y sea capaz de tomar una decisión de inmediato, sin tener que conectarlo a Internet«.
La mayoría de memristores, esto es, de las sinapsis cerebrales artificiales, se fabrican a base de plata. Pero los fabricados por el equipo de Kim se crearon mediante una aleación de plata y cobre, a la que se unía también el silicio. Gracias a esto fueron capaces de crear un chip de silicio de un milímetro cuadrado con decenas de miles de memristores integrados.
Kim detalla al respecto que están «empleando sinapsis artificiales para hacer test de inferencia reales«. Además, el científico apunta que les gustaría «desarrollar más esta tecnología para contar con arrays a mayor escala para realizar tareas de reconocimiento de imagen. Y algún día, puede que se logre llevar encima cerebros artificiales para realizar estas tareas sin conectarse a la nube, a internet o a superordenadores».