Las cápsulas cargadas con pasajeros que pasan a toda velocidad por los tubos al vacío que unen el aeropuerto Schiphol de Ámsterdam con las ciudades europeas podrían ser una alternativa viable de bajo carbono para los vuelos de corta distancia, según un estudio.
Aunque la tecnología de “hyperloop”, que utiliza la gravitación magnética para realizar viajes casi silenciosos a velocidades de aerolíneas, aún no ha demostrado ser factible en operaciones a gran escala, el aeropuerto dijo que estaba estudiándola seriamente como una forma potencial de transporte sostenible.
“Estamos realmente interesados en saber hacia dónde podría llevar el hyperloop”, dijo Hassan Charaf, jefe de innovación del Royal Schiphol Group, la compañía propietaria y operadora del aeropuerto, uno de los más activos de Europa.
El aeropuerto realizó el estudio en asociación con la empresa holandesa Hardt Hyperloop y evaluó qué posibilidades tendría el sistema de aliviar la saturación de los viajes aéreos en las próximas décadas.
Aunque aún quedan obstáculos para hacer realidad la visión de la empresa de una red de conexiones en toda Europa alimentada por energía renovable, los fundadores esperan que los compromisos climáticos del Acuerdo Verde de la Unión Europea estimulen una mayor inversión.
Popularizada por el fundador de Tesla, Elon Musk, la tecnología también está atrayendo un creciente interés en partes de China, Estados Unidos y Emiratos Árabes Unidos.