Las autoridades de la capital de El Salvador instalaron en una zona baldía un autocine como alternativa de entretenimiento.
La actividad formó parte de los pocas iniciativas que la alcaldía de la capital logró impulsar en el marco de las fiestas patronales en honor al Divino Salvador del Mundo, cuya fecha principal fue el pasado 5 de agosto.
Las autoridades establecieron un límite de 100 vehículos con un máximo de cuatro ocupantes.
“Estamos conscientes de los momentos difíciles que se viven en el país. Es necesario realizar actividades como esta y promover así el bienestar entre las familias”, señaló el alcalde de San Salvador, Ernesto Muyshondt.
Por orden del Gobierno, todos los centros de entretenimiento, como cines y teatros, se encuentran cerrados y su reactivación forma parte de las últimas etapas de un plan de desescalada que se ha estancado por el incremento de los contagios.
La pandemia de la COVID-19, cuya curva de contagios se encuentra “prácticamente incontrolable”, según el presidente Nayib Bukele, no permitió que se instalaran los característicos juegos mecánicos y ferias de estas fechas.
Las actividades religiosas, que cada año reúnen a miles de salvadoreños en las calles del Centro Histórico de San Salvador, también fueron suspendidas casi en su totalidad.
Como alternativa, los jerarcas católicos optaron por trasmitir en sus propios medios de comunicación y en las redes sociales la grabación de la tradicional procesión de la transfiguración de Jesús, llamada popularmente como “La bajada”, realizada en 2019.