El 20% de las partes reutilizables o reciclables se recicla en el mundo, y el resto termina en basureros, los desechos tienen un valor de unos US$62.500 millones de dólares, según datos de las Naciones Unidas (ONU).
“Recordemos que la mayoría de los electrodomésticos tienen una vida lineal en lugar de circular”, sostiene Elizabeth Jardim de Greenpeace. “Los dispositivos se usan y luego, después de unos años, la mayoría termina en la basura”, indico.
Un reciente estudio publicado por la Real Sociedad Británica de Química (British Royal Society of Chemistry, en inglés), un smartphone contiene al menos 30 elementos químicos de los que destacan tierras raras como el tántalo, el itrio, el galio, el indio, que podrían mantenerse activos y contaminando por lo menos 100 años.
El procesamiento de estos químicos es complicada y costosa y deja huella de residuos tóxicos en el medio ambiente en el proceso. Además, al entrar en contacto con el agua potable, pueden generar problemas de salud en las personas.
Algunos países como el sudeste asiático están dejando de recibir basura electrónica de países como Estados Unidos y algunos de la Unión Europea, pero recordemos que esto lleva décadas recibiendo millones de toneladas que vienen de contenedores y que entran de forma irregular o dudosa.
Otros países en cambio, están llevando adelante iniciativas un poco más adelantadas: Por ejemplo, en Alemania, el Partido Verde propuso la idea de reducir los residuos electrónicos pagando 25 euros por cada celular que una persona decida entregar en centros de acopio estatales.