La solución puede servir para tratar las aguas residuales mientras se genera energía e ingresos.
Entre las diversas alternativas energéticas sostenibles, el hidrógeno aparece como una posibilidad para el futuro.
El hidrógeno puede ser materia prima para la generación de energía eléctrica y combustibles, una alternativa ampliamente investigada en todo el mundo.
Pero el hidrógeno se obtiene mediante procesos que consumen mucha energía, lo que hace poco viable su uso actualmente. La solución que han encontrado investigadores de la Universidad Federal de Ceará (UFC) ha sido producirlo exclusivamente a partir de aguas residuales.
En las pruebas de laboratorio, fueron capaces de generar suficiente energía para cargar los teléfonos móviles. La cantidad es todavía pequeña, pero la idea es que esta alternativa puede emplearse a gran escala e incluso puede usarse para el propio tratamiento de aguas residuales. Imagina generar energía no contaminante mientras resuelves uno de los mayores problemas de las grandes ciudades. Sería un logro extraordinario.
Para la investigación se usó una tecnología bioquímica que, según la UFC, es reciente en el ámbito académico y aún no se emplea en Brasil.
El principio es el uso de la energía química de la materia orgánica de las aguas residuales para producir electrones, que pueden ser manipulados para generar electricidad y crear ciertas reacciones químicas. Son estas reacciones las que hacen posible la producción del hidrógeno.
Esta tecnología funciona con una célula de combustible microbiana capaz de transformar la energía química presente en las aguas residuales en corriente eléctrica.
Es un modelo simple: un cubo de acrílico con dos electrodos (un ánodo y un cátodo, algo así como los lados positivo y negativo de una batería).
Los electrones que van de un electrodo a otro son recogidos y usados por medio de un sistema de control de energía (PMS) para generar el voltaje necesario para producir hidrógeno.
El uso de este método a gran escala para el tratamiento de los desechos sigue dependiendo de muchos estudios y, por supuesto, de la voluntad política no sólo para su aplicación sino también en forma de incentivos para la investigación. Pero por ahora, hay pruebas de que la tecnología es posible.
Su uso en la industria automotriz también es ya una realidad, destacándose como un combustible limpio que no produce gases de efecto invernadero, además de ser silencioso.
El estudio se llevó a cabo en colaboración con las universidades estadounidenses de Princeton y Columbia y el Laboratorio Nacional de Energía Renovable de los Estados Unidos. Incluso las pruebas se realizan en laboratorios norteamericanos.
El siguiente paso será aplicar la metodología en los laboratorios de la UFC. También en 2020, los investigadores esperan asociarse con el Instituto Tecnológico Harbin de China (HIT) para realizar más pruebas.