Para fotografiar una de las criaturas más raras de la Tierra, debes ser increíblemente hábil y muy afortunado.
Y Sergey Gorshkov tiene claramente ambas cosas, como lo demuestra con su impresionante toma de un tigre siberiano en las profundidades de los bosques del Lejano Oriente de Rusia.
La imagen hizo que gane el título de Fotógrafo de Vida Silvestre del Año (WPY, por sus siglas en inglés).
En su captura se ve a la tigresa abrazada a un árbol, aparentemente frotándose contra la corteza para dejar su olor y marcar territorio.
“La iluminación, los colores, la textura, es como una pintura al óleo”, afirmó la presidenta de los jueces del premio, Roz Kidman-Cox.
“Es casi como si el tigre fuera parte del árbol. Su cola se mezcla con las raíces. Los dos son uno”, le dijo a BBC News.
Lo más extraordinario es que se trata de una fotografía obtenida con cámara oculta. El equipo fue instalado en el bosque y permaneció allí durante meses, a la espera de capturar una imagen cuando pasara un tigre.
Por supuesto, Sergey Gorshkov debió saber cuál era el mejor ángulo para retratar al animal, y ahí es donde entra en juego la habilidad de un fotógrafo de vida silvestre experimentado.
Los tigres del este de Rusia fueron cazados hasta casi la extinción y probablemente ahora solo sean unos pocos cientos los que quedan.
Y con sus presas -principalmente ciervos y jabalíes- también disminuidas, significa que deben recorrer grandes distancias para encontrar comida.
El premio fue anunciado por la Duquesa de Cambridge y ya lleva 56 ediciones consecutivas. Es organizado por el Museo de Historia Natural de Londres.
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